REFORMAR EL CONSEJO SUPERIOR DE LA JUDICATURA

El CSJ se ha desacreditado con los recientes escándalos. Además, sus funciones jurisdiccionales han sido en muchos casos cuestionadas por imprimirle determinado perfil gubernamental, e incluso varios de sus miembros tienen un origen presidencialista, en algunos casos salpicados de serios cuestionamientos. La propuesta del Gobierno pretende separar la parte administrativa de la disciplinaria y el remedio podría ser peor que la enfermedad. veamos: se pretende por parte de Vargas que para reemplazar a la Sala Disciplinaria se cree un "cuerpo élite" compuesto por los más "probos abogados de Colombia". ¿Quién designa a esos probos abogados? ¿Bajo qué criterio? ¿Cuáles serían sus funciones sancionatorias? ¿Se abre el camino la Colegiatura obligatoria? ¿Se elitiza la abogacía? El mundo del foro jurídico hace que existan permanentes confrontaciones entre juristas, y es posible que fruto del enfrentamiento judicial surjan enemistades que luego pretendan saldarse con sanciones disciplinarias cuando un determinado caso llegue a esta "proba instancia". Existe ya varias asociaciones de abogados , unas al servicio de la oligarquía y los grandes bufetes como la Corporación Excelencia, otras intermedias como la Academia de Jurisprudencia y las "populares" que corresponden a organizaciones de abogados de a pie, que luchan por agremiarse y defender sus derechos, como la que dirige el Dr. Jorge Rubiano llamada "Círculo de Abogados litigantes de Bogotá" y las Defensoras de DDHH como el Colectivo José Alvear que ha cumplido meritoria tarea y que la "mano negra" ha amenazado. ¿Cómo se nombrarían o elegirían los nuevos integrantes de tan importante cuerpo élite? La propuesta deja más interrogantes que respuestas y habrá que estar muy atento y exigir que se tome en cuenta por parte del Ministerio de Justicia -para el cual Santos tiene pensados 5 "ilustres hombres", todos del mundo político- el criterio de las Facultades de Derecho, que ha sido hasta hoy desestimado por el Ministro del Interior, más preocupado por su campaña presidencial que por la reforma democrática de la justicia.