lunes, 27 de junio de 2011

OTRA VEZ LA IGLESIA Y LA EUTANASIA

La película "Mar Adentro" del noven director Alejandro Amenábar muestra la tortura de un tetrapléjico español que tuvo que acudir al suicidio asistido en razón a que no soportaba los 40 años de postración en una cama, pues se había partido la espina. Su novia le ayudó con la pastilla. El Gobierno español está preparando un decreto reglamentando procedimientos terapéuticos para los enfermos terminales. En España está prohibida la eutanasia. Sin embargo, esa sola medida, la preparación, ha sido motivo de pronunciamiento de la Conferencia Episcopal Española que advierte "los riesgos" que se corren con el proyecto de decreto del Gobierno en la medida en que puede encubrir la eutanasia, "lo cual es indebido, pues el hombre no puede disponer de la vida humana que sólo Dios nos dio". En este sentido, la jurisprudencia de la Corte Constitucional colombiana con el Magistrado librepensador Carlos Gaviria Díaz a la cabeza es mucho más  democrática. Es sorprendente que se sigan asumiendo actitudes que rompen la laicidad, la separación Iglesia-Estado en temas cruciales como el derecho a la muerte digna, que es una construcción moderna para quienes sufren padecimientos insufribles que les resulta más penoso llevar una "vida-lastre" que disfrutar la felicidad vital en pleno uso satisfactorio de todos los sentidos y órganos. No voy a entrar en la discusión bizantina y teológica del origen de la vida humana, pues creo que con Darwin la cosa quedó aclarada, pero sí me parece que con estos hechos la Iglesia pretende convertirse -y de hecho lo es- como actor político en la pretensión de imponer criterios decimonónicos que rompen la secularidad, patrimonio moderno de los estados constitucionales de corte liberal. Sólo pregunto: ¿por qué personajes tan grandes como Stephan Sweig, Gilles Deleuze y Primo Levi, entre otros, se suicidaron?  

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