domingo, 26 de junio de 2011

FMI SOCAVA SOBERANÍA FISCAL

El Gobierno colombiano acaba de acoger íntegramente la recomendación del Fondo Monetario Internacional en el sentido de acometer una reforma tributaria para ampliar la base gravable. Esa reforma regresiva va en contravía de las promesas de Santos quién dijo en campaña que no subiría impuestos, y lo ha incumplido. Es su juego de póker. La dictadura de los mercados y la imposición de la banca multilateral sobre la soberanía monetaria y fiscal de los Estados está en entredicho por la globalización hegemónica neoliberal. Los banqueros le hacen el juego, porque les conviene. Dicha imposición afectará a los más pobres, y no tocará las riquezas de la minoría omnipotente. Es el mundo al revés: una reforma tributaria progresista implicaría afectar las grandes fortunas, los grandes patrimonios (como los bancos que ganaron más de $10.000 millones en 2010), para por esa vía redistribuir la riqueza en favor de los sectores marginados. Pero el FMI lo que busca es otra cosa, que los pobres paguen la bancarrota en que los más ricos -que dominan la política- los han metido. Colombia no es Islandia, qué pena (donde están juzgando al primer ministro que los metió en la crisis). Además, muchos de los grandes contribuyentes hacen evasión o elusión fiscal, manejan dobles contabilidades, para birlar el fisco. El pueblo, por su parte, se siente temeroso y desconfiado de pagar los impuestos porque ven que se los están robando o son para engrosar las campañas de los políticos, no para las obras que requieren las ciudades. Si un vecino ve que al frente de su casa la vía está sin pavimentar, que no hay servicios de salud ni educación públicos eficientes, y encima que se roban la plata los políticos, pues es natural que se rehúse a pagar semejante corrupción e ineficiencia. Deberíamos plantear una desobediencia fiscal! ¿Para qué? Pues para que nuestros impuestos sean para el manejo correcto de la cosa pública y no para el cartel de contratistas abusivos que desfalcaron el Estado.

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