PETRO: BUEN VIENTO Y BUENA MAR!

Con mucho entusiasmo y seriedad se ha visto la actividad el alcalde electo Gustavo Petro. Ha sido un revulsivo internacional el que un exguerrillero llegara al segundo puesto más importante del país por elección popular. La guerrilla debería recibir el mensaje. El reto es muy difícil: lograr hacer vivible y viable una ciudad invivible y posiblemente inviable, si no se toman medidas. Con el terrible invierno se ha vuelto a recrudecer el tema de la movilidad, y prácticamente es una odisea desplazarse en cualquier tipo de transporte en la capital. La inseguridad campea. La ciudad además es costosa, frente a los ingresos de las mayorías. Mucha gente opta -como yo, que nací en Bogotá-  por otras latitudes. Está en juego la vida de las personas, pues un reciente estudio de la OMS demuestra que una ciudad contaminada reduce en años la duración de la vida. Bogotá está altamente contaminada. Los virus son recurrentes. La Administración tiene además el reto de volverla justa, de integrar amplias capas excluidas de la ciudad, una ciudad de los Derechos Humanos. Eso genera seguridad. Ante la politiquería, Petro ha dicho que no va a arrodillarse, sino que la va a combatir. Excelente! Le conocemos sus pantalones y está demostrando sus grandes capacidades. Una advertencia: debe tener expertos asesores constitucionales para que no se le vayan a caer en el Contencioso Admi- nistrativo las medidas que busca implementar, pues a veces las mejores intenciones quedan truncadas por errores en los cálculos jurídicos (Petro es economista). Revisar bien la implantación de tasas de congestión, plusvalías, etc., así como otras iniciativas, será una baza para demostrar idoneidad y perdurabilidad de las políticas públicas. Buen viento y buena mar. Petro: salve Ud. a Bogotá!