domingo, 18 de diciembre de 2011

LOS RICOS MÁS RICOS Y LOS POBRES MÁS POBRES

Acaba de salir el último informe del PNUD de la ONU en el cual mide la concentración de ingreso y riqueza en cada país y en el mundo en general.No es gratuito que Occupy Wall Street salga a la calle a protestar porque el 1% del mundo domina al 99%. Se sabe que la redistribución opera por medio de impuestos, servicios públicos y prestaciones sociales, donde los que más ganan deben afectarse en favor de los que menos reciben. Allí el Estado debe intervenir, so pena de tener una sociedad darwinista. Estados Unidos es un buen ejemplo de concentración. Entre 1979 y 2005 los ingresos después de impuestos y ajustados a la inflación de los estadounidenses con una posición media en la distribución de la renta aumentaron un 21%. El número equivalente para el 0,1% más rico aumentó un 400%. En Dinamarca, Bélgica, Austria y Finlandia dicho coeficiente -la diferencia entre los más ricos y los más pobres- es 5,4, habiendo subido, pues a mediados del 80 que era de 4,2 (políticas de derecha). En Colombia es absimal, pues un señor como el banquero Sarmiento gana al año lo que una persona obrera ganaría en 10 generaciones, durante diez vidas completas, trabajando 60 años promedio cada vida. El banquero es un parásito que no "se la curra". Trabaja con el dinero de los demás. Ya no sé cuántas vidas -esta y las otras- tendrán que pagar los obreros mexicanos para igualar  la fortuna de Carlos Slim. Desde luego los desempleados son -para este ejemplo- outsiders. La fiscalidad sobre los ricos cayó 40 puntos con Reagan y Thatcher. En España el 10% mejor situado gana 12 veces más que el peor pagado.  Warren Buffet, uno de los hombres más ricos del,planeta, sorprendió al mundo este verano al quejarse de que pagaba pocos impuestos, que se le había gravado el 17% por su fortuna, cuando los 20 trabajadores de su oficina pagan tipos del 33% al 41%. Pero la línea del Tea Party ha calado y la gente expresa coloquialmente que los ricos cuando se vuelven empresarios arriesgan su fortuna y por ello merecen lo que tienen, como si en ese riesgo no hicieran cálculos de ganancias pingües para tirarse al agua. El banquero es bueno muy en el fondo. O como dijo Brecht: "No sé quién es más delincuente, si el que roba un banco, o el que lo funda!".  

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