sábado, 12 de noviembre de 2011

LA MUERTE DE CANO

A pesar de que se intentó decir que estaba herido y desarmado, y aún así a sangre fría se le había dado muerte, parece ser que murió en combate, lo cual está dentro de los parámetros del DIH, reglas del juego que deben cumplir los combatientes. Sin embargo, desde le punto de vista militar, hay que ver varias cosas: primero, la enorme desproporción entre la fuerza militar y sus equipos, enfrentados un reducido grupo de hombres con pésima tecnología (algo así como mil hombres con visores nocturnos y todo tipo de bombas, contra cinco). En segundo lugar, se desmiente que el cordón de seguridad del comandante fuese de dos mil hombres, como siempre se decía, y que por ello era impenetrable y era menester bombardear a diestra y siniestra toda la montaña (y lo que hubiese dentro, como las poblaciones indígenas) para proceder a "eliminar el objetivo".Nada de eso fue cierto, hasta la forma tan limitada como vivía (prácticamente en una madriguera) demuestra que no había tal ostentación de fuerza. Tercero, no es cierto que estén derrotadas las FARC. Tienen gran capacidad de recomposición, muere uno y colocan a otro, como se ha visto en 50 años.  Además, practican guerra de movimientos. Su fuerza había quedado vista hacía una semana con una veintena de militares muertos en combate. No creo que -como dice Santos- sea el mismo caso de ETA. Vivo en España y conozco a fondo el tema, que es muy distinto y está atravesado por el separatismo vasco (las FARC no quieren fragmentar el estado), la izquierda abertzale, etc. No creo que esté fácil la derrota militar de las FARC, porque además tiene aún más de diez mil hombres alzados en armas, alimentados por diferentes fuentes, como el narcotráfico. Siguen cometiendo infracciones al DIH como la toma de rehenes (hay un secuestrado que va a cumplir 15 años). Pero como dice el mensaje de Piedad Córdoba en representación de Colombianos por la paz, la muerte de Cano complica las condiciones de los secuestrados, pues parece que iba a haber liberaciones unilaterales. Siempre estaremos por una salida política negociada al conflicto armado, pues no creemos en la rendición, ni en el triunfo guerrerista de ninguno de los dos bandos en liza. Cano y Santos habían manifestado deseos de diálogo, en medio del conflicto, pero en el fondo nadie se creía y por ello se seguían disparando.  Esto ha dado pábulo infortunadamente a que se aprobara en el Congreso el malhadado fuero militar, que debemos los demócratas atacarlo ante la Corte Constitucional, por la impunidad que conlleva. Debemos exigir a las partes en conflicto que se sienten a negociar un pacto político, para evitar que siga el desangre nacional. Ahora supongo la cacería de brujas con los ordenadores y USB. De parte de la guerrilla, entender que la vía armada esta desueta, como lo ha señalado la real politik internacional y hasta el propio Chávez. Que Petro -exguerrillero- llegó a la alcaldía por la vía democrática y que si siguen así, como él lo dijo, se van a suicidar. Y de parte del establecimiento, entrar a pactar un nuevo modelo de Estado, para eliminar las profundas desigualdades imperantes en Colombia, donde aparecemos como el antepenúltimo país más desigual del mundo, pese a tener muchos recursos naturales, que se los roban las multinacionales por culpa de los malos gobiernos.  Con la terminación del conflicto armado, podremos ahorrarnos 8 puntos del PIB en guerra, para reorientarlos en inversión social, y pasaremos a construir una opción política de centro izquierda democrática que -como en el caso de Bogotá- logre captar las mayorías nacionales para que obtenga el preciado galardón de la presidencia de la república y mayorías amplias en el Congreso, para así hacer las reformas políticas que el país requiere con urgencia. De lo contrario, sigamos matándonos.

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