El exmilitar Otto Pérez ha sido elegido presidente de Guatemala. Sospechoso de haber participado en crímenes de lesa humanidad bajo la dictadura; Pérez entra a ser vigilado de cerca por la oposición -donde está la nóbel Rigoberta Menchú- así como de la comunidad internacional de DDHH. El problema de las maras, el fenómeno marcado del narcotráfico, un Estado desinstitucionalizado con altas tasas de cleptocracia, la amplia miseria del pueblo, un postconflicto no terminado, tendrá que enfrentar la derecha en el poder.
Por el lado de Nicaragua, el tema de la reelección de Ortega deja algunas dudas en lo referente a la transparencia de las elecciones y al cambio de perfil de la vieja Revolución Sandinista. En efecto, parece que se está realizando una mutación constitucional , al tiempo que la unión con el Obispo -otrora enemigo- resulta paradójico. Se enfrentará Ortega a un tema de miseria generalizada de la población y altas tasas de corrupción en la administración. Por fortuna Arnoldo Alemán -ultra derecha- quedó en sus cuentas. Haremos veeduría del proceso. Como observador independiente uno no puede casarse per se con el triunfo de la izquierda por ser izquierda; hay que analizar los fenómenos como son, a la luz de la transparencia y la coherencia.
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