jueves, 27 de octubre de 2011

JUSTICIA EN ARGENTINA CONTRA LOS MILICOS

La justicia argentina acaba de condenar a cadena perpetua a Alfredo Astiz y Jorge El Tigre Serpa, entre otros genocidas, a cadena perpetua, por la tortura y posterior desaparición y muerte de dos monjas francesas y de varias madres y abuelas de la Plaza de Mayo. La condena ocurre luego del arrollador triunfo de Cristina en las elecciones nacionales. Los asesinos justificaron siempre su actuación "en la defensa de las instituciones y la ley", algo inaceptable a la luz de los Derechos Humanos, desde Nuremberg. La derogatoria de la Ley de punto final y los indultos -que Menem aprobó en su momento, como buen neoliberal cómplice- impulsada por Néstor Kirchner, demuestra la importancia de desmilitarizar el Estado, y no como en Colombia donde el fuero militar aprobado en la reforma a la justicia es una vergüenza. Conocí la ESMA, Escuela de Mecánica de la Armada, en Buenos Aires, donde se torturaba sin piedad a los opositores. Hay hasta películas. Hoy es un museo de la memoria. La batalla de las madres y abuelas de la Plaza de Mayo tiene sus resultados: castigo a los culpables y freno a la impunidad. Felicito a los jueces argentinos por el coraje que han tenido y por el acatamiento a la ley justa que prima en su país. Ojalá en Colombia se siga este ejemplo y se ponga freno a la impunidad reinante, y se hunda lo del fuero militar que es un estropicio contra el derecho de gentes. Lo ideal sería la desaparición de los ejércitos.

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