viernes, 26 de agosto de 2011

DESIDEOLOGIZACIÓN PARTIDISTA

Observo con asombro cómo la "Unidad Nacional" santista se está convirtiendo en un Frente Nacional, donde los partidos vienen perdiendo sus identidades ideológicas. Da lo mismo verde, rojo o azul, lo que interesa son las alianzas otrora contra natura, para conseguir la victoria y la repartija burocrática y contractual. No son los fines del servicio público lo que los motiva, sino la rapiña de cargos públicos y contratos. Me sorprendió ver cómo Everth Bustamante -exguerrillero del M19- dice tener el apoyo de Uribe, pero a su vez el Partdo de la U está respaldando al candidato Alvaro Cruz a la Gobernación de Cundinamarca. Everth dice: "No voy a robar", será que el otro sí?. En Boyacá pasa algo parecido con el señor Juan Carlos Granados, el cual aparece avalado por la U y liberales. ¿Cuál será la línea ideológica de su gobierno? Algo parecido ocurre con Ricardo Vargas para la alcaldía de Tunja y Peñalosa para la de Bogotá, verdaderas "mescolanzas" ideológicas, con un solo norte: el poder, pero no en favor del pueblo, sino de sus maquinarias caciquiles de derecha. Pegarse al ganador, como en las carreras ecuestres, no siempre resulta lo más saludable, y por el contrario genera desazón y desconfianza en un electorado que razona y opina desde el conocimiento y la militancia programática. Es diferente un candidato privatizador de la U, que uno intervencionista de las tendencia de Piedad en el liberalismo, por decir algo. Se requiere un proceso de deslinde y amojonamiento ideológico en las colectividades. Sería imposible en un país desarrollado como España, por ejemplo, que Rajoy sea candidato de unidad del PSOE  e Izquierda Unida, por las profundas diferencias ideológicas que los enmarcan. Llamo, pues, a retomar las definiciones ideológicas de los partidos en el manejo del Estado. De lo contrario, apague la luz y vámonos. 

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