jueves, 29 de septiembre de 2011

TIERRA Y PAZ

La ONU ha señalado la tragedia de la tenencia de la tierra en Colombia, factor desencadenante de la guerra atroz que vive el país. Además, se ha descubierto que un tercio de la población habita los campos. Santos acaba de denunciar el robo de miles de hectáreas en el Urabá, pero no hace una reforma a fondo, radical, en la estrcutura de la propiedad de la tirrra, como coresponde a un gobernante demócrata. Lo certo es que la Ley de Tierras aún parece lejana hacia la cristalizacón de un sistema redstributivo en Colombia. Allí está el caldo de cultivo más importante de la violencia en nuestro país. El origen de las FARC, por ejemplo, radica en un problema de tierras. El desplazamiento forzado tiene su etiología directa en el tema del despojo de la tierra, o sea, el destierro. Los actortes del conflicto, con el patrocinio directo del Estado, son los responsables de esta hecatombe. Las multinacionales han sido unas de las grandes beneficiarias, así como los traficantes de armas, narcos, paacos y demás.

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